Los ministros de Energía y Medioambiente del G20 acordaron este domingo crear un marco internacional que pida a los países miembros que adopten medidas para reducir el vertido de residuos plásticos al océano, un problema medioambiental urgente.
Cada año se producen cerca de 300 millones de toneladas de residuos plásticos, de los cuales ocho millones de toneladas acaban en los océanos, según datos de Naciones Unidas (ONU), que en muchos casos acaban en el estómago de los peces y por ello en el humano, lo que lo convierte en uno problema medioambiental apremiante.
La adopción de medidas se postula, no obstante, como voluntaria (cada país deberá informar sobre el avance de las mismas), y pese al acuerdo en dicha materia, los ministros del G20 no se mostraron en sintonía en todos los temas, como es el caso del cambio climático.
Estados Unidos, que se retiró del acuerdo sobre cambio climático alcanzado en París en 2016, se negó a respaldar el compromiso de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.
El documento adoptado hoy sugiere, por ello, que los países del G20, a excepción de EE.UU., se comprometen a implementar plenamente el acuerdo, que busca mantener el aumento global de las temperaturas por debajo de 2 grados Celsius a finales de siglo respecto a niveles preindustriales para mitigar el impacto climático.
En materia energética, los ministros del G20 destacaron la necesidad de reforzar la cooperación internacional para garantizar un suministro energético estable, después de que dos cargueros de crudo fueran atacados este jueves en el golfo de Omán.
El grupo del G20 está compuesto por Argentina, Australia, Brasil, el Reino Unido, Canadá, China, Francia, Alemania, la India, Indonesia, Italia, Japón, México, Rusia, Arabia Saudí, Sudáfrica, Corea del Sur, Turquía, Estados Unidos y la Unión Europea. EFE





