Buenos mandatarios, malos gabinetes, con ganas no basta

Freddy Serrano Díaz
Freddy Serrano Díaz

Por FREDDY SERRANO DÍAZ
Consultor y Estratega Político

Hacerlo bien y prepararse para tal fin representa una de las claves del éxito en el ejercicio de la política, sin embargo el complemento ideal está en saberse rodear de un gran equipo, ese que entiende la importancia de “bailar” al compás del director de orquesta sin hacer parte de un comité de aplausos.

Cuando una persona es elegida en una dignidad democrática, el votante está otorgando un espaldarazo para que en el palmarés de determinaciones se conforme un equipo de gobierno a lugar con la opción escogida por las mayorías, tarea nada sencilla cuando hace mella la dicotomía de hacer bien las cosas, cumplir compromisos y diezmar adversarios.

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Sobran ganas y no cabe duda que tener equipos pluriétnicos, multirraciales y diversos en género, tecnicismo y pensamiento también hace parte de ser exitosos, el tema de fracasar se asocia a imprudencias, ausencia de cohesión, bravuconería, soberbia y notorios intereses personales, en términos generales mucho “ego” y poco “hago”.

Ser parte de un equipo representa la combinación perfecta de subordinación, disponibilidad, sensatez, sentido común y dejar de lado la intensión personal de capitalizar o construir un futuro propio; ser parte de un equipo es entender para donde va un barco, mantenerse subido en él, no queriendo saltar para nadar por cuenta propia.

Es lógico asumir que no en todo estaremos de acuerdo con un capitán de embarcación, es propicio que ese líder escuche lo que no quiere oír pues para eso nos buscó, es entendible auspiciar la unidad en las diferencias, lo que no tiene buen resultado, es que un gobierno se vea representado en la sumatoria de islas independientes y sin rumbo, con direcciones distintas.

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Si lo que contiene esta sencilla disertación se asocia a lugares comunes con la administración de tu ciudad, región o país, tienes una muestra de las razones que dan lugar al fracaso de nuestros lideres latinoamericanos y sus gobiernos, “cíen días son un desayuno que muestra cómo estará el almuerzo”.

“Hacerlo bien es coincidir mínimamente entre lo que quiere el líder, lo que desea el pueblo y lo que permite la ley”.