China rinde homenaje de silencio a los fallecidos por el virus

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Foto: EFE

Cientos de millones de chinos permanecieron hoy en silencio durante tres minutos para recordar a los más de 3.300 fallecidos en el país a causa de la pandemia, cuyos efectos han remitido, pero que mantiene aún al gigante asiático bajo estrictas medidas de prevención.

A las 10 horas locales (02.00 GMT) los ciudadanos se quedaron en pie en las aceras en silencio, mientras los automovilistas tocaban el claxon de sus coches y sonaban las alarmas antiaéreas colocadas en casi cada esquina del país para alertar a la población ante una catástrofe.

Efe constató como en la capital, Pekín, mucha gente sola, en parejas o decenas de personas en grupo se juntaban en silencio, cubiertos con mascarillas, durante tres minutos en recuerdo de las hasta el momento 3.326 víctimas mortales del coronavirus.

Muchos miraban hacia abajo o al frente con los ojos cerrados, otros se congregaban junto a una cercana bandera china a media asta y todos concluyeron el silencio con un grito de “¡Vamos China!” seguido de un aplauso.

También los pitidos de los trenes y las sirenas de los barcos acompañaron los minutos de silencio de la población entre el ensordecedor ruido de las bocinas de los coches.

El presidente del país, Xi Jinping, junto a otros dirigentes como el primer ministro, Li Keqiang, guardaron también vestidos de negro tres minutos de silencio desde las instalaciones del complejo de Zhongnanhai, la sede del Gobierno, según los medios oficiales.

Entre un grupo de una treintena de personas que guardaron silencio hoy en el distrito financiero de Pekín se encontraba Jeanne, una francesa de 30 años, que lleva diez en China, y que trabaja en el sector de la comunicación.

“Ha estado muy bien mostrar hoy algo de respeto a los fallecidos, aquí en China pero también en España, en Francia y en todo el mundo”, dijo a Efe.

La joven destacó que en Pekín se sintió “bastante segura” durante los momentos álgidos de la pandemia “porque todo el mundo fue muy respetuoso con las orientaciones de quedarse en casa”.

Sin embargo, en las últimas semanas, en las que los casos procedentes del exterior centraron la atención de China, ha empezado a sentir en su propia piel las consecuencias de que se piense que esos contagiados son extranjeros cuando es justo al contrario.

“En los últimos meses podía coger el ascensor con mis vecinos pero ahora ya no. Desde hace unas semanas, si entro en el ascensor con mi pinta de extranjera y mi pelo rubio, todos se van”, lamenta.

Según datos oficiales de hace 15 días, el 80 % de los casos de coronavirus “importados” eran nacionales chinos y solo un 20 % extranjeros, porcentaje este último que se habrá reducido a casi cero desde que China cerró hace una semana sus fronteras a los foráneos, incluso residentes, y solo diplomáticos pueden acceder al país.

“Cuando empezó la epidemia aquí escuché que había algo de racismo contra los chinos en otros países, ahora sucede aquí: es la gente, es algo humano, lo puedo entender”, dice Jeanne.

Fan Woning, un joven chino de 14 años, que también acudió a guardar silencio a las calles de Pekín, comprende también el miedo de sus compatriotas pero no lo comparte, ya que está informado de que “casi todos los que llegan de fuera son chinos”.

“He venido para recordar a las víctimas, ha sido una cosa terrible esta epidemia. No me gusta que la gente muera de esto, todo el mundo tiene que cooperar con los demás para intentar pararlo”, asegura Fan, que cree que en China el virus está ya “bajo control”. EFE