Un científico chileno de origen cubano ha apostado por la creación de un pulmón verde en pleno desierto de Atacama, el más árido del planeta, que ayude a frenar el avance del cambio climático en Chile por medio de un cultivo sostenible que sirva como modelo a las industrias locales.
En un lugar donde los pluviómetros apenas registran unas pocas gotas de lluvia en todo el año, a más de 3.000 metros de altura y con temperaturas de 35 grados en el día y 19 bajo cero en las noches, la iniciativa aporta una solución sencilla y amable con el medioambiente para la reducción del CO2.
Ahora, este pequeño foco de vegetación en mitad de la nada del despoblado paraje se convirtió en un modelo a seguir para las grandes industrias extractivas con el objetivo de contrarrestar la emisiones de CO2 que de ellas emanan.
Este pequeño oasis contiene pimientos, leguminosas como tamarugos, chañar y tara, pero sobre todo destaca el potencial de las diversas especies de atriplex, una variedad vegetal acostumbrada a florecer en terrenos salinos como el de Atacama.
El jardín desértico del académico tiene, además de estas utilidades en la lucha por reducir las emisiones industriales de CO2, una baza para ganarle terreno a la desertización reinante en la mitad norte de Chile y agregarle valor a un suelo en muchas ocasiones estéril e improductivo.
Para ello, Paneque toma de las cuatro hectáreas las plantas que “mejor sobreviven y mayor cantidad de biomasa producen” y las lleva al laboratorio para “propagarlas y generar clones”.
Asimismo, con el objetivo de completar el circuito de sustentabilidad, el “desierto verde” de Paneque se riega con aguas residuales tratadas del cercano campamento de la Minera Zaldívar. EFE





