Ciudad argentina produce salami más alto que la Estatua de la Libertad

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Foto: @GobiernoTandil

Productores de la ciudad argentina de Tandil crearon el salami curado más largo del mundo, de 99,5 metros de longitud y más alto que la Estatua de la Libertad estadounidense, informó este domingo a Efe la organización del Festival de la Sierra; la producción del salami curado, de un peso aproximado de 278 kilogramos, requirió el trabajo de unas 100 personas que procesaron durante 12 horas un gran volumen de carne vacuna y porcina, para luego curar la pieza elaborada durante más de 30 días.

El salami fue presentado en la noche del sábado en el Festival de la Sierra que se celebra cada año en Tandil, una ciudad ubicada en medio de la pampa argentina y a unos 350 kilómetros al sur de Buenos Aires, reconocida por la calidad de sus embutidos; tras la medición oficial del récord, que superó por 6,5 metros la altura de la Estatua de la Libertad de Nueva York, el salami fue cortado para compartir entre los cerca de 10.000 asistentes al festival.

Una parte fue entregada en tanto al Banco de Alimentos de Tandil para ser subastada a beneficio, mientras que el resto se destinó a los restaurantes de la zona; los productores de embutidos de Tandil consiguieron en 2011 el certificado internacional de denominación de origen para sus salamis y como forma de promoción comenzaron en 2014 a buscar marcar récords con sus embutidos, y ya ese año crearon uno de 16,1 metros que fue el más largo de Suramérica.

El salami más largo que se produce en la región para la venta comercial suele tener un máximo de un metro, por lo cual quebrar el récord implica un esfuerzo particular para todos los productores; para conseguir un salami de 99,5 metros de largo “se utilizó una tripa de fibras vegetales, que es permeable y permite que el producto respire”, explicó a Efe Mariano Frías, integrante del Consejo de Denominación de Origen del Salami de Tandil, quien participó en la producción del embutido récord.

“Primero se procesó la carne vacuna y porcina y luego se fue llenando la tripa de una sola vez. Trabajamos muchos a la vez, todos productores muy experimentados, porque hay que ir sosteniendo el salami a medida que se llena y se tiene que coordinar bien porque el riesgo es que la presión de la carne sea mucha y reviente la tripa”, detalló Frías.

El gigantesco salami fue estacionado luego unos 15 días en el secadero y luego fue colocado 16 días en el secadero, donde -según precisó el experto- se termina de perfilar el sabor y se genera el tradicional hongo blanquecino que recubre al salami de Tandil.

“A pesar de que hace ya siete años que renovamos este desafío, no podemos dejar de emocionarnos cada vez que logramos el objetivo. Detrás de este reto a superarnos hay algo mucho más profundo. Está el trabajo de una comunidad con una historia y un sueño compartidos, un pueblo orgulloso de reunirse para mostrar lo que hace al país y al mundo” declaró por su parte Juana Echezarreta, presidenta del Consejo.

El salami de Tandil fue el primer producto agroindustrial en conseguir la denominación de origen en la Argentina, gracias a la particularidad del clima, las pasturas y el ganado de esta zona de sierras en la Pampa húmeda. EFE