La otra cara de mi moneda

Ana María Velez @anitavelez9

Por: Ana María Vélez.

Quiero hoy compartir con ustedes una reflexión personal y profesional. Lo que pasó en vivo en mi programa La Otra Cara de la Moneda de Cablenoticias, el pasado 26 de enero y lo que ocurrió después, ha sido y sin temor a equivocarme, lo más grande y desafiante de mi vida y carrera como periodista. Podemos estar preparados para muchas circunstancias, pero créanme que hay cosas que no dimensionamos jamás.

Desde lo personal, puedo decir que se requiere tiempo y un trabajo de sanación profundo para poder expresar abiertamente capítulos dolorosos de nuestras vidas. Además, un amoroso proceso con uno mismo, para recordarnos el inmenso valor que tenemos, eso que tanto leemos como amor propio, y que sin duda, es la base para levantarnos con la frente en alto, muy seguramente después de haber tocado fondo. Por eso mismo, porque cada quien tiene su tiempo, su momento y fuerza, es que no tenemos derecho jamás a criticar o juzgar el silencio, el miedo o hasta lo que soporta una mujer que esta atravesando circunstancias de violencia física, verbal y/o sicológica o las haya vivido antes. No podemos, ni debemos ser jueces, pero en cambio sí, dar soporte, apoyo, motivación, fortaleza, solidaridad, muestras de empatía… eso que les sigue faltando a tantas mujeres para dar un siguiente paso, ese que las salve del peligro, de la muerte.

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Debo además confesar, que conforme pasaban las horas desde que se hizo público el segmento del programa, y comencé a ver que esto tomaba una fuerza de dimensiones impresionantes en las redes, me empezó a invadir la ansiedad. Al día siguiente, al ver mi celular, con miles de mensajes y solicitudes de mis colegas por una entrevista para tener más detalles de mi caso, literalmente, puedo decir que parecía inminente el ataque de pánico. Mi familia, amigos y mi coach de vida, aquí jugaron un papel clave: no permitir que eso sucediera. Mi responsabilidad era asumir con la misma valentía, (la que muchos destacaban en mí, en sus mensajes), lo que ya era un deber, continuar elevando la voz y ratificando el mensaje con un llamado al gobierno y al país en general, y así lo hice.

Siento ahora en mi corazón, que esto es para mí, un homenaje a Valentina Trespalacios quien no sobrevivió a su ataque, a todas las demás mujeres que han sido asesinadas en el país y a quienes de una u otra forma, viven por el solo hecho de ser mujeres, en medio del dolor, el sufrimiento y el maltrato, dificultades de toda índole.

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Y desde lo profesional, como periodista, debo ser contundente, con unas conclusiones claras:

  1. La empatía, hace la diferencia y nos permite sentir algo tan difícil hoy en día: el dolor ajeno. Y es que jamás debemos perder la sensibilidad, esa que ayuda a no acostumbrarnos a las tragedias como si fueran parte del paisaje, a no olvidar que las personas no son cifras sino seres humanos con nombres propios.
  2. El respeto por los protagonistas de la noticia es fundamental. En ello radica no perder el foco buscando rating a cambio de suplir la necesidad de morbo, con productos amarillistas o sensacionalistas.
  3. Podemos hacer más que informar, no en vano somos comunicadores SOCIALES, en mayúsculas para no olvidar la labor justamente social que conlleva nuestro quehacer diario.
  4. Tenemos en nuestras manos la posibilidad de cambiar estructuras sociales y culturales.
  5. Los periodistas también somos seres humanos y tenemos derecho a quebrarnos.

Cierro, solo agregando tres cosas más. La primera: insisto en el llamado al gobierno nacional para que se declare emergencia por violencias basadas en género, segundo: lamento mucho el silencio del presidente Petro y la Vicepresidenta Francia Márquez ante la petición, igual sigo teniendo esperanza y tercero: gracias infinitas a todos por sus muestras de cariño, solidaridad y empatía.

Posdata: Aquí un favor que pido. Permítanme sentir que valió la pena romper el silencio. Con tu firma virtual haremos la diferencia. Firma la petición, aquí: https://www.change.org/SOSMujeresColombia