Nuevos datos sobre el núcleo líquido de Marte ayudan a entender su formación

marte-tierra-vida-liquido-gsdu

Los hallazgos ayudarán a entender mejor los orígenes de Marte y las diferencias geológicas con la Tierra.

Un equipo internacional ha detectado las primeras ondas sísmicas o sonoras del interior de Marte, unas mediciones que han revelado que el núcleo líquido del planeta rojo es más denso y pequeño de lo que se pensaba y que está compuesto por hierro y otros materiales.

Los hallazgos, cuyos detalles se publican este lunes en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences, ayudarán a entender mejor los orígenes de Marte y las diferencias geológicas con la Tierra.

Estos descubrimientos adquieren aún más valor si se tiene en cuenta que los datos han sido obtenidos por el módulo de aterrizaje InSight de la NASA, cuya misión debía durar algo más de un año marciano (dos años terrestres). Sin embargo, pese a las tormentas marcianas, el módulo prolongó su misión y recavó datos geofísicos hasta finales del año pasado.

“Ese tiempo adicional de la misión ha merecido la pena. (…) Hemos estado escuchando la energía que viaja a través del corazón de Marte, y ahora la hemos oído”, dice la autora principal, Jessica Irving, de la Universidad de Bristol.

Para hacer el estudio, el equipo utilizó las observaciones del InSight, diseñado para sondear el interior de Marte con el objetivo de comparar las ondas sísmicas que viajan por el núcleo del planeta y las que se desplazan por las regiones menos profundas de Marte.

El equipo, formado por sismólogos, geodinamistas y físicos de materiales, utilizó observaciones de dos eventos sísmicos que tuvieron lugar en el hemisferio opuesto al InSight para medir el tiempo que tardaban las ondas sísmicas en atravesar el núcleo y compararlas con las del manto.

Con los datos generados por esos eventos -un terremoto marciano y el impacto de un meteorito-, los autores pudieron construir modelos con las propiedades físicas del núcleo y su composición.

Sus resultados sugieren que lo más probable es que el núcleo de Marte sea líquido -a diferencia del terrestre, que combina un núcleo externo líquido y uno interno sólido- y ligeramente más denso y pequeño que las estimaciones anteriores, con un radio aproximado de 1.780-1.810 km.

Estos hallazgos son coherentes con el hecho de que el núcleo tenga una fracción relativamente alta de elementos ligeros aleados con hierro, incluyendo abundante azufre y cantidades más pequeñas de oxígeno, carbono e hidrógeno.

Los datos también sugieren que una quinta parte del peso del núcleo se compone de estos elementos, un porcentaje notablemente distinto de la proporción de elementos ligeros en el núcleo de la Tierra, lo que indica que el núcleo de Marte es mucho menos denso que el de la Tierra, lo que revela diferentes condiciones de formación de los dos planetas.

“Las propiedades del núcleo de un planeta pueden servir como resumen de cómo se formó el planeta y cómo evolucionó dinámicamente a lo largo del tiempo. El resultado final de los procesos de formación y evolución puede ser la generación o ausencia de condiciones favorables a la vida”, explica Nicholas Schmerr, de la Universidad de Maryland Park.

“La singularidad del núcleo de la Tierra le permite generar un campo magnético que nos protege de los vientos solares, permitiéndonos conservar el agua. El núcleo de Marte no genera este escudo protector, por lo que las condiciones de la superficie del planeta son hostiles para la vida”, añade.

Pero aunque Marte no tiene campo magnético, los científicos creen que pudo tener un blindaje magnético similar al campo generado por el núcleo de la Tierra, lo que significaría que Marte evolucionó gradualmente hasta sus condiciones actuales, pasando de ser un planeta con un entorno potencialmente habitable a uno increíblemente hostil.

Las condiciones del interior desempeñan un papel clave en esta evolución, al igual que los impactos violentos, subrayan los investigadores.

Además, el equipo está convencido de que investigaciones como esta allanan el camino a futuras expediciones sobre la geofísica en otros cuerpos celestes, y en planetas como Venus y Mercurio.