Berlín confía en el teletrabajo para frenar la pandemia sin dañar la economía

Foto: EFE
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Alemania apuesta por el teletrabajo para controlar la pandemia, como la fórmula para reducir los contactos interpersonales sin erosionar aún más la ya maltrecha actividad económica, pese a las dudas de la patronal y los sindicatos.

La nueva normativa para el trabajo desde casa, que obliga a las empresas a justificar el desempeño presencial, es parte del último paquete de medidas contra la covid y estará vigente al menos hasta el 15 de marzo.

Esta nueva vuelta de tuerca a las restricciones llega pese al marcado descenso de la incidencia acumulada de la última semana. El Gobierno argumenta que es preciso seguir reduciendo las cifras ante el riesgo que suponen las nuevas y más contagiosas variantes del coronavirus.

“Empleadoras y empleadores deberán posibilitar el teletrabajo a sus empleados en todas las funciones donde sea posible, siempre que la actividad lo permita”, afirma el reciente acuerdo suscrito por la canciller, Angela Merkel, y los jefes de los 16 Ejecutivos regionales.

El objetivo es doble. Por un lado, una “nueva reducción de los contactos epidemiológicamente relevantes en el contexto laboral”. De otro, la descongestión del transporte público en las horas punta para posibilitar que también en los metros, tranvías y autobuses se pueda mantener la distancia de seguridad.

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Un estudio de la Universidad de Mannheim estima que cada punto porcentual de teletrabajo más puede rebajar hasta un 8 % la tasa de infección, al sumar los contagios que se producen en el trabajo con los que tienen lugar en el traslado.

Así se conseguiría reducir de forma sensible los contactos interpersonales sin tener que recurrir a los cierres de sectores productivos, tan dañinos para la economía. El producto interior bruto (PIB) se contrajo el año pasado un 5 % y la previsión para este año es que el rebote sea de apenas el 3 %.

El acuerdo obliga a las empresas a flexibilizar los horarios de trabajo, reducir la ocupación en las oficinas y a proveer mascarillas medicinales (quirúrgicas o FPP2) a sus trabajadores allá donde no sea posible el distanciamiento mínimo.

También contempla algunos costes económicos del teletrabajo para los empleados, que podrán deducirse completamente a efectos fiscales el coste del hardware (material informático) y software (programas y aplicaciones) que precisen para trabajar desde casa.