Latinoamérica tiene un retraso de 15 años en infraestructura: Samper

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El expresidente Ernesto Samper (1994-1998) manifestó este jueves en Cartagena de Indias su preocupación por el retraso de 15 años en infraestructura que tiene América Latina y el Caribe.

“Estamos muy atrasados, tenemos unos 15 años de retraso, la región se está quedando sin ferrocarriles y sus sistemas de carreteras no funcionan”, afirmó a Efe Samper en la “Cátedra Cartagena en integración iberoamericana”, en la que también participaron los exmandatarios de Panamá Ernesto Pérez Balladares y de República Dominicana Leonel Fernández.

El expresidente recordó episodios “lamentables” que impactaron en muchos países de la región como el de la constructora brasileña Odebrecht, que según documentos publicados por el Departamento de Justicia de Estados Unidos pagó 788 millones de dólares en sobornos en 12 países de América Latina y África entre 2009 y 2014.

No obstante, Samper valoró que al tiempo que esto ocurrió se han presentado “perspectivas que pueden ser utilizadas positivamente”.

“La construcción de la ampliación del Canal de Panamá y la modernización del puerto de Cartagena de Indias son dos modelos que podemos destacar”, dijo.

El exmandatario recalcó además que la región tiene muchas posibilidades para “avanzar sustantivamente” en ciertas áreas como energía y telecomunicaciones, pero aseguró que “todo depende de que nos pongamos de acuerdo sobre cuál es el tipo de integración que queremos”.

“¿Queremos integrarnos con Estados Unidos o integrarnos entre nosotros? Si lo que queremos es integrarnos entre nosotros busquemos unos aliados más confiables, como pueden ser España o China, que ha lanzado un programa muy ambicioso en 140 países para restablecer la ruta de la seda y la franja”, agregó.

Esa es una iniciativa del Gobierno chino para llegar a unos 140 países al establecer bases logísticas de desarrollo como carreteras, ferrocarriles y puertos.

Según Samper, esa propuesta, dirigida a países que representan el 70 % de la población mundial y que apenas suman el 5 % del producto interno bruto (PIB), supone que los asiáticos “estén trabajando con los países que realmente lo necesitan, no con los grandes”.