Bojayá recibió de blanco y con dolor restos de víctimas de la matanza en 2002

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Foto: Suministrada

Los habitantes de Bojayá, un remoto pueblo del Pacífico, se vistieron este lunes de blanco para recibir los restos de un centenar de familiares, vecinos y amigos que fueron asesinados en la matanza perpetrada hace 17 años, uno de los peores crímenes del conflicto armado del país.

Con cánticos fúnebres y de alabanza propios de esta región, conocidos como “alabaos”, una multitud esperó la llegada de los pequeños ataúdes de madera, de color marrón para los adultos y blancos para los niños que perdieron la vida el 2 de mayo de 2002 en un combate entre paramilitares y guerrilleros de las FARC por el control de Bojayá, en el departamento del Chocó.

Ese día, un cilindro bomba lanzado por las FARC cayó en la iglesia de San Pablo Apóstol donde más de 400 habitantes de Bojayá habían buscado refugio y la fuerza de la explosión dejó un número indeterminado de muertos pues las cifras varían entre los 74 contabilizados oficialmente en ese entonces y 119 según otras fuentes.

“Es complejo a veces mencionar un número porque nosotros hemos dicho que no compartimos cifras; en Bojayá no se puede estar hablando de cifras sino de personas, seres humanos”, dijo hoy a periodistas Yuber Palacios Córdoba, miembro del Comité por los Derechos de las Víctimas de Bojayá.

Esta organización, con el apoyo de la Oficina en Colombia de la Alta Comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, logró en los últimos años que los fallecidos, muchos de los cuales fueron enterrados en fosas comunes, fueran exhumados para ser identificados y hoy regresaron a Bojayá para recibir la sepultura definitiva. EFE