Foto: Anadolu
Las islas de San Andrés y Providencia en Colombia fueron golpeadas con una devastadora fuerza por el huracán Iota a mediados de noviembre.
El fenómeno, primero de categoría 5 que azota la región turística del país suramericano, se llevó todo a su paso sin consideración alguna.
Así ocurrió en Providencia, una pequeña isla del archipiélago colombiano, cercana a Nicaragua, en donde de las más de mil casas que había, solo quedaron cinco en pie.
Además de la evidente tragedia que significa para los humanos, hay otras víctimas de estos desastres naturales que raramente son visibilizados, hacen parte de cifras estadísticas o reciben cualquier tipo de ayuda, los animales.
Por ello, tres fundaciones colombianas unieron esfuerzos para rescatar y auxiliar a un gran número de animales que resultaron gravemente afectados por el paso del huracán.
Sabina Ramírez De Los Reyes, cofundadora y directora de Animal Voices, una de estas fundaciones, le dijo a la Agencia Anadolu que “infortunadamente la situación es bastante crítica para los animales” en San Andrés y Providencia.
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Antes de que todo esto ocurriera, Providencia gozaba de una exuberante vegetación. Ahora parece un desierto lleno de escombros, sin luz, baños o un lugar donde quedarse.
“La prioridad del Gobierno es evacuar a toda la población. De hecho, los que somos unidad de rescate, ya sea animal o humano, debemos ir y volver. No tenemos el permiso de estar mucho tiempo allá, no hay dónde quedarse. Hay que quedarse en el suelo, en carpas si llevas… no hay comida, tienes que llevar tu comida. Esto hace difícil que uno pueda quedarse mucho tiempo y ayudar”, explica Ramírez.
Este panorama dificulta enormemente la atención de los animales que continúan en esta isla de cerca de 17 km². Sin embargo, a pesar de las aprietos, Animal Voices y otras dos fundaciones (Manejo Humanitario y Adopta No Compres) han hecho todo lo que ha estado a su alcance para socorrer no solo perros y gatos, sino también cerdos, caballos y vacas. Se calcula que hay unos 50 equinos allí.
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Sabina Ramírez asegura que “afortunadamente” hay muchísimas donaciones que están llegando tanto para las personas y la comunidad como para los animales”. El problema radica en el cuello de botella que se presentó inicialmente por la dificultad para que todas las donaciones para animales lleguen a la isla, pues hasta hace unos días había “demasiadas ayudas tratando de salir” desde el territorio continental hasta San Andrés y de ahí hasta Providencia.
La directora de Animal Voices indica que estaban incluso tratando de lograr que vuelos comerciales también ayudaran porque “la prioridad es humana, entonces nosotros como somos (rescate de) animales, quedamos de últimos”.
Pero no todo son malas noticias, ya que gracias a la gestión de estas fundaciones y al apoyo de algunos sectores, hacia finales de la semana pasada se logró que 30 toneladas de comida para perros y gatos donada por Ringo y Mirringo, marca de alimentos, llegara hasta esta porción de tierra en medio del mar Caribe. Anadolu