Los nuevos embajadores

Ronal Rodríguez

Desde el ascenso de la Revolución Bolivariana la relación bilateral entre Colombia y Venezuela se hizo altamente dependiente a los presidentes, la impronta de Hugo Chávez y de Álvaro Uribe socavó todos los espacios institucionales existentes entre los dos Estados. Los embajadores fueron convertidos en unos convidados de piedra que muchas veces limitaban su misión a la gestión logística y organización de los grandes encuentros presidenciales, y eso cuando las relaciones eran amistosas.

En el período Juan Manuel Santos – Nicolás Maduro, la relación se subordinó a la negociación del proceso de Paz con las Farc, en la cual la participación de Venezuela fue definitiva para llegar al acuerdo. Incluso cuando Maduro sintió que Colombia estaba en deuda con el chavismo, quiso poner sobre la mesa el diferendo limítrofe, la remarcación de la frontera terrestre y hasta revivió el tema de la diáspora colombiana en Venezuela, el cual se creía superado. Al final Maduro, paradójicamente hijo de colombiana se convirtió en el peor presidente para los intereses del Estado colombiano en Venezuela.

Esa alta dependencia de la relación al temperamento de los presidentes, la desinstitucionalización de la relación bilateral y nulidad de las misiones diplomáticas desencadenó que se llegara al punto de la confrontación entre Iván Duque y Maduro. El peor momento de la historia de la relación bilateral, ruptura de relaciones diplomáticas, ruptura de relaciones consulares y ausencia de cualquier canal de diálogo entre los dos Estados.

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Incluso durante los últimos tres años ni en Colombia, ni en Venezuela, existió alguien encargado de hacer seguimiento al país hermano. Tanto San Carlos, como la Casa Amarilla dieron la espalda a su principal vecino y su relacionamiento se limitó a las posiciones políticas asumidas por ambos gobiernos. En el caso colombiano se reconoció al gobierno interino y se priorizó la estrategia del “Cerco Diplomático”. En el caso venezolano se dio prelación a los vínculos con potencias extracontinentales y se sujetó las relaciones exteriores a los aliados del mundo no democrático.

La pregunta es ¿qué tanto puede cambiar esa realidad con la retoma de relaciones bilaterales? Los nuevos embajadores son designados de las entrañas de ambos gobiernos. En el caso de Félix Plasencia, nuevo embajador de Venezuela en Colombia, su principal credencial es la cercanía con la vicepresidenta Delcy Rodríguez. Pero en lo que se refiere a Colombia, es prudente recordar que es uno de los negacionistas de la crisis migratoria e incluso acusó al Estado colombiano de andar solicitando dinero a costillas de los venezolanos.

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Del otro lado Armando Benedetti, el designado por el nuevo presidente Gustavo Petro como embajador de Colombia en Venezuela, fue su mano derecha en la pasada contienda electoral. Como nuevo responsable de la relación, su primera declaración fue en dirección a recuperar las relaciones comerciales, prometiendo que se llegaría a los 10.000 millones de dólares, sin embargo, es algo ambicioso dado que el mayor intercambio fue en el año 2008 cuando se llegó a los 7.223 millones.

Es importante recordar que la recuperación de los consulados y la misión diplomática tendrá un costo de unos 26.000 millones de pesos, y se deberán nombrar 15 cónsules con sus respectivos equipos, el mayor aparato diplomático a ser nombrado en la historia reciente del país, el cual estará subordinado al embajador Benedetti.

El presidente Petro se ha referido en todas sus declaraciones sobre Venezuela a la necesidad de recuperar la infraestructura institucional existente en la relación bilateral, no solo a los consulados o la misión diplomática, también ha hecho referencia a las comisiones de frontera, e implícitamente a la comisión de conciliación, pero tanto el régimen venezolano como los apetitos de sus aliados políticos pueden convertirse en sus peores enemigos para lograr dicho propósito.

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Vocero e investigador del Observatorio de Venezuela de la Facultad de Estudios Internacionales Políticos y Urbanos de la Universidad del Rosario y Coordinador de la Bitácora Migratoria del Observatorio y la Fundación Konrad Adenauer.