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La exsenadora Piedad Córdoba en su afán por su intención de defender la paz , envió una carta a los desertores de los acuerdos de paz, Iván Márquez y Jesús Santrich, quienes forman parte de la autodenominada “Nueva Marquetalia”
Es necesario recordar los puntos esenciales que tocaba la carta de Córdoba. La carta empieza a manera de recordatorio con lo que se intentó en el acuerdo y lo que dañó esa misma paz esperada para los territorios vulnerados de Colombia.
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Córdoba afirma pues, que la paz no se ha dado y aún faltan las garantías necesarias para tenerla. Por ende el expresidente, y precursor del acuerdo Juan Manuel Santos se encuentra muy equivocado si piensa que Colombia va camino a la paz. Sumado a esto y se podría decir que hasta en manera de regaño les afirma tanto a Márquez como a Santrich que su actuar es volver a la guerra y que sus decisiones generan un mal desenlace a la historia de guerra.
La carta de la excongresista hasta la fecha no había recibido respuesta alguna, hasta que los disidentes decidieron decirle, o más bien reafírmale directamente que ellos se quedarán donde están, argumentando que la paz la debe buscar el pueblo y el “movimiento social y político volcado en las calles”, pues tienen la certeza de que la paz aún es posible incluso cuando ellos decidieron volver a las armas.
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Al parecer, y punto por punto respondieron a varias de las afirmaciones y preguntas que Córdoba les habría expuesto en su carta del 3 de diciembre, pues ante las preguntas que resaltó en su carta…
“¿Qué se requiere para recomponer el mal trecho acuerdo de la Habana del que ustedes son suscriptores bajo el carácter plenipotenciarios?, ¿es factible el establecimiento de lo acordado en la Habana por ustedes y el estado colombiano?”
Santrich y Márquez respondieron que las sanciones deberían ser realmente para quienes destruyeron la paz, que el país la necesita ahora más que nadie y que se deben desplegar mecanismos que aporten con dicha propuesta.
Por último, la respuesta a la exsenadora culminó con afirmaciones en donde ambos jefes de las nuevas disidencias señalan que sus amigos de verdad no están tristes de que ellos hayan vuelto al monte, “sino felices de que seguimos vivos y en libertad”.
